la cultivación de este ejercicio tiene grandes beneficios
Por un lado
La adquisición de maestría sobre nuestra atención y procesos sicológicos
(lo que repercute en nuestra conducta, nuestra calma mental, y nuestra sabiduría);
y por otro
La refinación del objetivo principal de la meditación:
aprender a observar cómo funciona nuestra propia mente
con cada vez más detalle y habilidad.
Ambos se retroalimentan entre sí, desarrollando entonces cada vez mejores y más benéficas versiones de uno mismo.
El progreso en la profundidad y detalle de esta observación interior
tiene como resultado la comprensión cabal de uno mismo como fenómeno.
Es decir: cómo me sucede lo que me sucede,
¿cómo es que ocurre sufrimiento en mí?
y cómo es que ese sufrimiento es posible de erradicar gradualmente.
En ese proceso gradual, vamos experimentando varios otros resultados:
sentimos un bienestar general,
una satisfacción feliz;
si ocurren cosas que no me agradan, ya no reacciono como antes;
estoy más en paz y lo noto;
pienso, siento, actúo, hablo, duermo, y en general — vivo — mejor.
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