Contención

Cuando nos relacionamos con las variadas cosas
que son necesarias para nuestro diario vivir, seguimos el
ejemplo del Samana, que conduce una vida de
contención y compostura.

 Contención

Luang Por Liem dio el siguiente consejo al responder
a preguntas de los monjes y novicios en el Monasterio
Buddha-Bodhivana, en Melbourne, en Mayo de 2006 (2549).

Practicar el Dhamma significa protección. Nos vuelve fuertes y crea una sensación de solidez y estabilidad. Esto se apoya en el conducirnos con contención, como es mencionado en un principio que estamos usando, llamado patimokkhasamvara, practicar la contención dentro de las reglas de entrenamiento de un monje (el Patimokkha).

Podemos también observar de más cerca los akaraniyakicca (las cosas que nunca debe hacer un monje) [1], que son los actos en que nuestra conducta requiere ser distinta de las de las personas en el mundo, dueños de hogar, o seres no-despiertos promedio que están dominados por los poderes del deseo, la sensualidad y las sensaciones lujuriosas.

Es en la primera de las “cosas ha nunca hacer”, que el Buddha habló de interacciones con el sexo opuesto, llámese (prohibir) relaciones sexuales. Esto va a contrapelo. Se siente como si esto realmente fuese contra nuestra naturaleza, pero resistimos el seguirlo para así cambiar nuestros hábitos de actuar como las personas del mundo. No le damos mucha importancia a las actividades sexuales, ya que son todas relativas a lo impuro. Y uno puede decir que nos llevan a situaciones en que se nos vuelve imposible experimentar la libertad. Verlo desde esta ángulo nos ayuda a comprender (este punto) mejor.

Lo que se denomina “contención” es totalmente acerca de cambiar los propios hábitos, viniendo de la oscuridad y buscando la luz – o lo blanco y lo puro, como podría uno llamarlo. Tal vez aún no vemos ni comprendemos cómo es esta luminosidad y pureza realmente. No lo sabemos aún. Pero esto es meramente porque aún estamos en un estado, en que tales experiencias nos son aún no familiares.

En esta situación, debemos prestar especial atención a la manera en que nos relacionamos y comunicamos (con el sexo opuesto), pues siempre requeriremos de interactuar de alguna manera. Pero el Buddha dio algunas directrices definidas de práctica en esto, dirigidas al Venerable Ananda. De hecho, al comienzo el Buddha habló en términos de objetar completamente todo contacto. Cuando el Venerable Ananda le preguntó, “¿Cómo he de practicar respecto a miembros del sexo opuesto?” el Buddha dijo, “Es mejor no mirarlas en absoluto.” Entonces el Buddha está de alguna manera en contra de que conozcamos y veamos al sexo opuesto en absoluto. Esto es porque el Buddha no quiere que enfrentemos situaciones inconducentes que no podamos resistir y donde las cosas pueden declinar o deshacerse completamente. Sin embargo, el Venerable Ananda siguió preguntando al Buddha , “A veces es necesario mirar a las mujeres. ¿Cómo hemos de practicar entonces?” El Buddha contestó de manera de hacernos aprender a lidiar con nuestras sensaciones responsablemente. Dijo, “Si necesitas mirarlas, no les hables.” Este fue el consejo del Buddha, pero el Venerable Ananda, que mantenía una posición en que tenía que cumplir con los deberes de la Sangha de enseñar el Dhamma-Vinaya (a las monjas), estaba aún dudoso y preguntó: “¿Qué hay de las situaciones en que uno debe hablar, por ejemplo, cuando no conocen el camino. Cómo ha de practicar uno entonces?” El Buddha prosiguió comentando, “Si debes hablar, necesitas tener atención mientras hablas.”

Entonces, pensemos en esto: “Cuando hables, estate atento…” ¿Cómo se está atento? Esto es algo que necesitamos discutir más. Uno está atento de una manera que va en contra de la corriente de nuestras emociones. Tal como los peces que tienen la habilidad de resistir la corriente. Nunca dan paso a la corriente ni renuncian el ir contra ella. Aún cuando duermen van en su contra. Toda su vida están en la corriente, pero la soportan. Eso es lo que el Buddha quiso decir con estar atento cuando nos encontremos con el sexo opuesto. Claro, esto es también asunto de entrenamiento. A esto, el Buddha le llamó contención y compostura.

Cuando nos relacionamos con las variadas cosas que son necesarias para nuestro diario vivir, seguimos el ejemplo del Samana, quien lleva una vida de contención y compostura. Un Samana necesita vivir con contención, compostura y cautela. Esto es similar al modo en que necesitamos protegernos (de intrusiones) cuando estamos desarrollando samadhi [2], edificando un umbral de estabilidad y firmeza (mental). El Buddha menciona esto en el sammappadhana (los cuatro esfuerzos correctos)[3]. Aunque este es uno de los principios de la teoría, hay partes en él que podemos aplicar en nuestra práctica y conducta. El Buddha habla de desarrollar el esfuerzo de ser cauteloso y no permitir que cosas malas surjan de las propias tendencias internas. Todos sabemos bien cuáles son estas cosas malas. Solo necesitamos mirar de cerca y preguntarnos qué yace en nosotros que está determinado a llevarnos a situaciones en que nos desviamos a caminos que se sienten inseguros y bajos.

Este es uno de los principios que lleva a la realización del Dhamma. Así que tratamos de cultivar un sentido de contención y cautela al usar nuestras facultades sensoriales. Pero no al nivel de ser escéptico de todo. Si practicamos la contención tanto que no nos atrevemos a confiar ya, eso tampoco es correcto. La contención debe ser practicada a la manera de un Samana. Si solo conduce a escepticismo e inseguridad, ha ido más allá de lo que se siente apropiado y bello.


[1] ver capítulo anterior

[2]    samadhi a menudo quiere decir meditación en general, aunque es el tipo específico de mediación que apunta a la compostura de la mente

[3] El primero de los cuatro esfuerzos correctos es samvara-padhana, el esfuerzo de prevenir el surgimiento de dhammas insalubres que aún no han surgido.