Meditación Buddhista

Meditación Buddhista

Maestro del Dhamma Ven. Punnaji

La meditación Buddhista, como la enseñamos, no es una práctica mística; no le estamos enseñando a convertirse en místicos. Esta técnica de meditación es para personas que están viviendo una vida secular, como dueños de casa, trabajadores, con responsabilidades, e involucrados en diversas relaciones. Lo que dichas personas necesitan es liberarse del estrés. Necesitan paz mental, relaciones saludables, auto-estima, éxito en la vida, y eficiencia en el trabajo. Esto significa aprender a obtener control sobre las emociones, las cuales no le permiten pensar racionalmente o actuar inteligentemente. Estas excitaciones emocionales tan problemáticas vienen en forma de ira, avidez, preocupaciones, miedos, y ansiedades. La meditación Buddhista que enseñamos aquí le ayuda a uno a liberar la mente de las perturbaciones emocionales y a pensar claramente y actuar racionalmente.

Esta técnica de meditación no involucra canto de mantras, ejercicios de concentración, o entrar en estados de trance. Involucra un esfuerzo por purificar y tranquilizar la mente concientemente. Cuando se purifica la mente, se experimenta una felicidad interior, un confort físico, y una amabilidad y compasión que uno nunca ha experimentado antes.

La felicidad a la que me refiero no es un estado de excitación emocional. La amabilidad y compasión que enseñamos no está basada en el apego. La felicidad de la que hablamos es un estado de tranquilidad de la mente, y la amabilidad es un estado de no-centralización-en-el-“sí-mismo”.

Como lo entendemos nosotros, la excitación emocional no es verdadera felicidad, y el apego no es verdadero amor. Felicidad y amabilidad son atributos de la mente tranquila. Por lo tanto este método de meditación apunta a cultivar el relajo de cuerpo y la calma mental, que resultan en experimentar felicidad y amabilidad de corazón.

Puede que ya hayan oído estos dos términos –  samatha y vipassana. Samatha es la cultivación de la tranquilidad, y vipassana es lo que normalmente es traducido como insight.

La mayoría de las personas cuando hablan de meditación samatha, creen que es practicar concentración, pero el verdadero samatha no es concentración. La concentración solo lleva a un estado hipnótico. Samatha no es una práctica de auto-hipnosis. Apropiadamente entendida, samatha significa purificar y calmar la mente.

El término vipassana es malentendido también comúnmente porque se le traduce usualmente como “insight”. El término vipassana es confundido con el significado psicológico del término “insight”. En psicología, insight es una repentina comprensión de la solución a un problema. En psicoterapia es considerado como el traer a la conciencia el motivo inconciente de una acción conciente. Vipassana, por otro lado, es la conciencia analítica directa de la totalidad de la experiencia en un momento dado. La experiencia es el aspecto subjetivo de la reacción de un organismo a los estímulos del entorno. Esta reacción puede ser analizada en cuatro partes: percepción sensorial, pensamiento, sensación, y acción. Vipassana, por lo tanto, es ver esta experiencia en sus partes, como un proceso o actividad impersonal.

Existe además un significado filosófico para el término vipassana. La experiencia es normalmente vista como una interacción entre un sujeto y un objeto. El Buddha enseñó que la supuesta “existencia” de “un sujeto” y “un objeto” es solo una experiencia. Por lo tanto la experiencia precede a la existencia. La experiencia es la base para la existencia. La experiencia es el cimiento sobre el cual la existencia yace.

Normalmente, no sólo experimentamos un “existir” sino que además nos involucramos con éste. Nos involucramos formando relaciones entre el sujeto y los objetos experimentados. Este involucramiento es doloroso (dukkha) porque se acompaña de tensión muscular, que provoca una incomodidad corporal hasta que la tensión es liberada en forma de acción. Es esta liberación temporal de tensión lo tan placentero que nos mantiene cautivados y esclavizados a ella.

El Buddha mostró el camino a la liberación de esta esclavitud y sufrimiento por medio del despertar de este sueño de la existencia y la relación sujeto/objeto, aprendiendo a enfocar la atención en la experiencia (dhamma) en vez de en la existencia (bhava). Este cambio de paradigma que resulta en el experimentar una experiencia impersonal y liberarse de experimentar una existencia, es la etapa última en la evolución de la conciencia humana, que es NIBBANA (bhava nirodho nibbanam) el sumum bonum de la práctica Buddhista.

Vipassana por lo tanto es la cultivación del estar conciente de “la experiencia” en vez de conciente de una “existencia”. Esta definición de vipassana puede ser confusa al principio, pero se hará más clara a medida que uno progresa en la correcta vipassana. El primer paso en la meditación es aprender a purificar la mente, que es la práctica de la meditación de tranquilidad (samatha).

Muy a menudo las personas hablan de meditación como “sentarse”. Es necesario enfatizar aquí que, como lo vemos nosotros, la meditación no es sentarse. Meditación es un proceso mental, no físico. Claro, cuando ves una estatua del Buddha siempre ves la estatua en posición sentada, pero eso no significa que tienes que convertirte en una estatua. Ese no es el propósito del Buddhismo. No estamos tratando de convertirnos en estatuas, sino que estamos intentando detener el tratar de volvernos lo que sea. Meditación debe ser vista en forma diferente. Meditación es una forma de vivir. Lo principal en la meditación Buddhista es practicar lo que se llama la “Vía Super-normal Óctuple”. Puede que lo hayan leído en los libros como el “Noble Camino Óctuple”.

Creemos la primera traducción más significativa. El término “ariya” es traducido usualmente como “noble”. El Buddha usó el término “ariya” para referirse a un nivel superior de conciencia que podía ser desarrollado a través de la práctica apropiada. Es un nivel por sobre el normal. Es más significativo traducirlo como “super-normal”, en vez de “noble”. El propósito de la meditación Buddhista es elevar la conciencia humana a un nivel superior de experiencia que está por sobre el normal. Tal como el propósito de la psicoterapia moderna es elevar a la persona anormal a un nivel normal de vida, el propósito del Buda era llevar a la persona normal a un nivel super-normal. Es muy importante entender esta distinción entre “noble” y “supernormal”. Es por esto que nos agrada llamar a la meditación Buddhista una “técnica de crecimiento” más que una práctica de reglas de conducta o rituales de meditación sentado o caminando. Por lo tanto, el propósito de la práctica de la meditación Buddhista es crecer hacia un nivel superior de madurez emocional, por sobre el normal, y experimentar un grado de felicidad y amabilidad por sobre el normal. La meditación Buddhista es un método para obtener madurez emocional a través de la purificación de la mente.

Este proceso de crecimiento ocurre de acuerdo a la ley natural y siguiendo una técnica humana. No ocurre automáticamente o a través de un poder supernatural. No dependemos de ningún tipo de ayuda externa, ni siquiera de un profesor o gurú. Esta práctica está basada en la auto-dependencia. Debemos hacerlo por nosotros mismos. Esta es una técnica de “hágalo-usted-mismo”. En cierto sentido, es un desarrollo del poder de voluntad, para controlar las emociones irracionales.

El poder de voluntad no es un tipo de poder misterioso especial. Es un potencial humano natural con el que nacemos, pero es uno el que debe desarrollarlo. Biológicamente hablando, el ser humano es un animal superior que posee un cerebro más evolucionado, especialmente el cerebro delantero (el cerebrum). La diferencia entre el ser humano y los otros animales es que todos los otros animales están reaccionando pasivamente a su entorno. El ser humano tiene la capacidad de retardar la reacción para tener el tiempo suficiente para pensar y decidir la respuesta a tomar en una situación dada y así responder racionalmente en vez de emocionalmente. Este poder de elegir la respuesta es lo que se llama poder de voluntad. Desafortunadamente este poder de voluntad no viene desarrollado completamente por nacimiento, debe ser desarrollado concientemente a través de una técnica apropiada.

Somos organismos que nacemos con sentidos: los ojos, los oídos, nariz, lengua, y el cuerpo. Cuando los sentidos son estimulados, ocurre una reacción en el organismo entero. Por ejemplo, cuando la luz llega al ojo, ocurre el ver. Este ver es solo ver un espectro de intensidades y variedades de color distintas, sin un significado particular. El paso siguiente es, que lo que vemos adquiere significado. Al ocurrir esto, comenzamos a ver “objetos” y las relaciones entre ellos. Una vez que lo visto ya es “un objeto”, es interpretado como placentero, implacentero, o neutral. A esta interpretación le sigue una reacción emocional a lo que es visto, en forma de, o deseo, o aversión, o miedo.  Esta reacción emocional es nada más que una excitación acompañada de tensión muscular y otros cambios en el cuerpo. Esta tensión es experimentada como una incomodidad que nos obliga a buscar su liberación en la forma de acción, dígase: obtener lo que es deseado, deshacerse de lo que es odiado, o arrancar de lo que es temido.

Esta es la reacción completa, que consiste de estas tres etapas: la cognitiva, la afectiva, y la activa. La cognitiva es solo el ver y el pensar. La afectiva es la excitación emocional, o el aspecto de las sensaciones. La liberación de tensión en acción es la parte activa o conductista.

Normalmente, todos los animales reaccionan pasivamente a su entorno de esta manera. El ser humano tiene la capacidad de retardar la liberación de tensión en acción, para tener el tiempo suficiente para decidir la respuesta a tomar en una situación dada. Pensando racionalmente, el ser humano es capaz de decidir la respuesta correcta y  proceder con la respuesta apropiada actuando racionalmente.

Esta habilidad de decidir la respuesta y actuar racionalmente es lo que se llama “poder de voluntad”. La libertad de escoger nuestras acciones racionalmente, y de comportarnos como queremos es lo que se llama “libre albedrío”.  ¿Tenemos realmente esta habilidad de tomar una decisión y actuar racionalmente? Desafortunadamente, esta habilidad de escoger y actuar racionalmente no es una capacidad que esté completamente desarrollada en el ser humano normal. Es por eso que cometemos tantos errores estúpidos en la vida, de los que luego nos arrepentimos. A menudo queremos hacer algo en la forma correcta, pero nos encontramos haciendo justo lo contrario. Esto es porque nuestro poder de voluntad no ha sido completamente desarrollado. La meditación Buddhista, cuando es practicada apropiadamente, es la vía para desarrollar aquel poder de voluntad.

Esto es lo que uno aprende de las lecciones en nuestro centro durante los retiros. Se aprende a actuar racionalmente en vez de emocionalmente. Uno es provisto de herramientas para trabajar en sí mismo. Trabajar en uno mismo es tarea de uno, no del profesor. La tarea del profesor es solo dar las herramientas y las instrucciones. Nuestra esperanza es que serás capaz de trabajar en ti mismo y crecer, evolucionar, y transformarte. De acuerdo al grado de transformación, y la calidad de vida experimentada se mide el progreso. Lo que buscamos es crecimiento y transformación, no mero insight. Es por esto que no llamamos a este método de meditación “meditación de insight”. Tampoco esperamos visiones o alucinaciones de ningún tipo. Si lo que obtienes de un retiro es simplemente más poder de voluntad, y una sensación de paz mental, entonces has obtenido un grado de éxito.

Es muy importante entender que esta técnica de meditación es un método de auto-transformación desde una personalidad centrada-en-el-“sí-mismo” o auto-céntrica a una no-centrada-en-el-“sí-mismo”, siguiendo la Vía Supernormal Óctuple. Hay ocho pasos a seguir. Son:

1. Perspectiva Armoniosa

2. Visualización de la meta Armoniosa

3. Habla Armoniosa

4. Acción Armoniosa

5. Estilo de Vida Armonioso

6. Práctica Armoniosa

7. Atención Armoniosa

8. Equilibrio Mental Armonioso

El primer paso es adquirir la perspectiva armoniosa. La perspectiva armoniosa es la perspectiva que trae consigo armonía interna y externa. Esta es una perspectiva, no una mera visión correcta o entendimiento correcto. Es una manera distinta de ver la vida, a ti mismo, al mundo, y tu relación con el mundo. Es ver las cosas de manera diferente, que no crea conflicto interna o externamente.

Lo primero que debemos hacer es entender que nuestras emociones entran en conflicto con la realidad de la inestabilidad, el dolor, y la impersonalidad de todas las cosas. Nuestras emociones buscan el placer y evitar el dolor. Esto significa, que están en una búsqueda por el placer permanente. Y esto no es posible, ya que el placer es impermanente y el dolor no puede ser evitado por completo. Las emociones son además posesivas y auto-céntricas (centradas-en-el-sí-mismo). En realidad no poseemos nada en el mundo porque todas las relaciones son impermanentes.  Nuestra auto-centricidad es fútil porque nunca podremos preservar realmente una identidad o un “sí mismo” permanente, debido a que cambiamos constantemente, tanto física como mentalmente y a que no podemos evitar la muerte.

Esta búsqueda de eterno placer y vida eterna está basada en las ciegas emociones y  no en el pensamiento claro. Es importante entender que nuestras emociones entran en conflicto con la realidad, y no es sabio conducirse de acuerdo a ellas. Es más sabio dominarse por la razón que por la emoción.

Permitámonos considerar a una persona a la que  le atrae el dinero o a la riqueza. Puede que piense que enriquecerse en lo más grandioso del mundo. Entonces comienza a acaudalarse. Cuando pierde es terriblemente infeliz. Otro puede que piense que la posición social es más grande que la riqueza. Puede que sacrifique su riqueza para obtener posición social. Cuando pierde su posición entra en una gran insatisfacción como resultado. Aún otro puede que crea que la popularidad es mejor que la riqueza e incluso que la posición social. Este puede sacrificar su riqueza y posición social alta para hacerse popular y asegurarse un buen nombre. Tal persona puede que sea culpada de algo y así perder el buen nombre de alguna forma u otra, y como resultado sufrir mucho dolor mental. Otra persona puede que piense, “¿De qué sirve la popularidad?, “¿De qué sirve el reconocimiento social?”, “¿De qué sirve la riqueza?”. “Lo que necesito es placer sensorial y seguir disfrutando del placer sensorial”, pensando que eso es lo más grandioso. Esa persona también estará completamente decepcionada cuando deje de obtener los placeres que ansía.

Diferentes personas tienen diferentes ideas de lo que es bueno o grande o superior. Y de acuerdo al sentido de valores de cada persona (del valor que le asigna a las cosas), cada cual se sentirá inferior, superior o igual. Si pensamos que la riqueza es superior, entonces en el momento en que conocemos a una persona más acaudalada, podemos comenzar a compararnos y sentirnos inferiores. O si una persona cree que la posición social alta es superior puede que se sienta inferior en presencia de alguna persona que es mayor en posición social. Así también, si una persona cree que la popularidad es lo más grande; esa persona comienza a sentirse inferior frente a una persona más popular que él o ella. Si una persona cree que disfrutar de placeres sensoriales es lo más grande, entonces esa persona se sentirá inferior en presencia de alguien que disfruta más placeres sensoriales.

Así es como las personas se sienten inferiores  o superiores. Este  sentido de valores dañino, o mundano fue señalado por el Buddha como algo que sólo trae infelicidad, decepción, frustración, tristeza, dolor, ansiedades, y preocupaciones. El Buddha señaló que la felicidad ha de ser buscada no fuera, en la riqueza, el status, popularidad o los placeres sensoriales; sino que, dentro. Esta felicidad interior es la paz interna, la calma o tranquilidad de la mente. Si uno puede comprender que la paz interior es lo más grandioso en el mundo, entonces se sentirá uno inferior solo cuando nos encontramos con una persona calmada. Y si estamos realmente convencidos de que la calma es lo más grande, no necesitamos tranquilizadores, porque los tranquilizadores son necesarios solo cuando no se está convencido de que la calma es lo más grande. Puede que pienses, “Enriquecerse es lo más grande, pero aún necesito calma para alcanzar esa meta, así que voy a tomar un tranquilizante.” Es nuestro sentido de valores lo que nos hace calmos o no calmos.

Has oído la palabra “Nirvana” o “Nibbana”, que es considerado como la meta más alta del Buddhista. Algunos creen que el Nirvana es algún tipo de Cielo, pero eso no es lo que Nirvana es. Nirvana simplemente significa la Imperturbable Serenidad de la mente. (nir es el prefijo que equivale a “no”, y vana significa agitar). Entonces “Nirvana” es la mente que no se agita por nada “no-agitable”, o la “Mente In-agitable”. Es tranquilidad de la mente que no puede ser perturbada jamás. Eso es Nirvana. Así que si pensamos que Nirvana es lo más grande en el mundo, entonces nos convertimos en Buddhistas como resultado. Pero si no creemos que Nirvana sea lo más grande, y que la calma no es lo más grandioso en el mundo, entonces no intentaremos alcanzar el Nirvana y por ende no somos Buddhistas. Por lo tanto uno se convierte en Buddhista o no, en correspondencia con su sentido de valores, no por nacimiento o bautismo.

Entonces, nuestra meta en la vida cambia cuando nuestra perspectiva cambia. Cuando nuestra perspectiva cambia, nuestro sentido de valores cambia. Cuando nuestro sentido de valores cambia nuestra meta en la vida cambia. Cuando nuestra meta en la cambia, nuestros pensamientos, habla, y acciones se alinearán con esta meta. No tienes para qué obligarte a meditar. La meditación te ocurrirá automáticamente porque la meditación es el medio hacia la meta a la que estás intentando ir. Tu vida está yendo en esa dirección. No tienes que hacer ningún esfuerzo. No tienes que tomar ninguna resolución. No necesitas tener poder de voluntad para meditar. No necesitas forzarte a meditar. No tienes que decir, “No tengo tiempo, tengo que hacerme el tiempo.” No tienes que decir ninguna de esas cosas. Tendrás tiempo automáticamente porque eso es lo que quieres hacer. Si realmente quieres hacer algo, tendrás tiempo. No tienes tiempo solo cuando no estás realmente interesado en hacer algo.